Los relatos hablan de humillaciones, golpizas y falta de alimento. El canje liberó 250 prisioneros y 1.700 gazatíes; la Cruz Roja coordinó traslados. Piden investigación independiente.

Unos 250 prisioneros palestinos y alrededor de 1.700 detenidos gazatíes fueron liberados por Israel en el marco del alto el fuego con Hamás, que también permitió la excarcelación de los últimos 20 rehenes israelíes vivos. Varios liberados denunciaron torturas y malos tratos durante su reclusión. Las autoridades israelíes rechazan acusaciones de abusos generalizados y aseguran cumplir las normas internacionales.
Antecedentes y contexto
El canje divulgado por medios internacionales es el tercer intercambio desde el inicio de la guerra hace dos años. En noviembre de 2023 se excarceló a 240 prisioneros en tandas sucesivas, y entre enero y febrero de este año salieron 1.777 más. Con la operación más reciente, el total acumulado asciende, según el Club de Prisioneros Palestinos, a 3.985 liberados.
La población penitenciaria palestina en Israel se duplicó desde el 7 de octubre de 2023 —cuando Hamás atacó el sur de Israel, con unas 1.200 víctimas mortales y 251 secuestros, y el Ejército israelí lanzó su ofensiva en Gaza—. Antes del canje de este lunes, Addameer estimaba 11.100 palestinos en prisión: 3.544 en detención administrativa (sin cargos formales ni fecha de juicio) y 400 menores de edad.
Relatos y denuncias
Faisal Jalifa, originario del campo de refugiados de Nur Shams y condenado a 25 años (de los que cumplió diez), afirmó que los últimos días en prisión fueron “los más difíciles” de su vida: golpizas, esposas, exposición al sol por 12 horas, insultos y restricciones para comer, beber o ir al baño. Otros excarcelados presentaban heridas visibles y describieron privaciones que, según organizaciones palestinas, se habrían intensificado antes de la liberación.
Sami al Fateela, con más de 20 años de una cadena perpetua cumplidos, evitó dar detalles y aseguró que el Shin Bet advirtió con reaprehensiones si hablaban públicamente de las condiciones carcelarias.
La BBC reportó que no ha podido verificar de forma independiente todas las denuncias. No obstante, el Tribunal Supremo de Israel sostuvo el mes pasado que los presos palestinos no recibían alimentación adecuada. En el pasado, medios y ONG recogieron testimonios sobre torturas en centros de detención, incluidas descargas eléctricas, quemaduras y abusos sexuales. El Servicio Penitenciario de Israel (IPS) fue contactado por prensa internacional para comentarios.
Posturas oficiales y de organizaciones
El gobierno israelí ha rechazado con anterioridad los señalamientos de malos tratos generalizados y afirma un compromiso pleno con las normas jurídicas internacionales. Para Addameer y otras entidades de derechos humanos, el aumento de la población presa refleja un uso expansivo de la detención como herramienta de control y presión en negociaciones de canje; Israel declaró “terrorista” a Addameer en 2021, designación cuestionada por la ONU y otros organismos.
Aya Shreiteh, del Club de Prisioneros Palestinos, denunció “violaciones graves” de derechos y sostuvo que la inanición deliberada y la exposición a enfermedades habrían debilitado a gran parte de los internos.
Logística de la liberación
De los 250 prisioneros incluidos en el acuerdo, 88 fueron liberados en Cisjordania y se reencontraron con sus familias; 154 habrían sido deportados y 8 regresaron a Gaza. Entre los 1.700 detenidos gazatíes liberados hay médicos, periodistas, menores y ancianos, capturados en los últimos dos años sin juicio previo. La Cruz Roja Internacional coordinó los traslados en autobuses hacia puntos de recepción como Ramala y Jan Yunis.
Implicancias y escenarios
Las denuncias de torturas y privaciones pueden abrir nuevas revisiones judiciales y scrutinio internacional sobre las condiciones carcelarias. A su vez, la liberación simultánea de rehenes israelíes y prisioneros palestinos mantiene la lógica de intercambios como instrumento político en un conflicto sin solución inmediata. La persistencia de la detención administrativa y el incremento del número de detenidos anticipan tensión sostenida entre las partes y presión de organismos de derechos humanos.
Panorama
El canje más reciente combina alivio humanitario con un aumento de relatos de abusos que los excarcelados atribuyen al periodo de reclusión. Mientras Israel niega prácticas sistemáticas y defiende el marco legal de su sistema penitenciario, organizaciones y familiares exigen investigaciones independientes y garantías de trato digno. El seguimiento internacional y los próximos acuerdos determinarán si estas denuncias derivan en cambios verificables en las prisiones y en el uso de la detención administrativa en el contexto del conflicto.